La Fundación Pfizer ha publicado el Informe de resultados del Estudio Sociológico “Juventud y alcohol”
cuyos objetivos son analizar: las motivaciones para consumir o no
alcohol, los patrones del comportamiento, las actitudes a nivel del
hogar y de la escuela, y las opiniones, valores y creencias sobre el
alcohol y sus consecuencias.
Este análisis se ha realizado con una muestra de 750
adolescentes de 12 a 18 años, 750 padres y madres, y 150 profesores de
ESO y Bachillerato.
Según los datos aportados por esta encuesta, la edad media de comienzo de consumo de alcohol se sitúa en los 13,7 años. En cuanto a la incidencia,
casi mitad de los menores de 12 a 16 años, y más del 90% de los jóvenes
de 16 a 18 años han consumido alcohol alguna vez en su vida. Si tenemos
en cuenta la frecuencia del consumo, los datos muestran que más
del 10% consume alcohol todos los fines de semana, elevándose al 23% si
consideramos el intervalo de edad de 16 a 18 años. Además, casi la mitad
de los jóvenes entre 16 y 18 años, se ha emborrachado alguna vez.
Respecto a las motivaciones
que causan el inicio del consumo de alcohol, encontramos que la razón
principal es “el deseo de experimentar” con un 37,1%, seguido de las
“ocasiones especiales, fiestas o celebraciones” con un 23,6%. También
destacan causas como “la existencia de consumidores de alcohol entre los
amigos” o la “simple curiosidad”.
En general, en los datos aportados no se han encontrado diferencias significativas en cuestión de género.
Las encuestas realizadas a padres y madres revelan un importante grado de desconocimiento
sobre los hábitos de sus hijos en cuanto al consumo de alcohol; las
estimaciones que hacen los padres, están por debajo de los datos de
consumo real de los jóvenes.
El informe también aporta interesantes datos sobre el
tipo de bebida más consumida, sobre los lugares donde compran el
alcohol y donde lo consumen, sobre el “botellón”, sobre las actitudes de
los progenitores ante el consumo o sobre el conocimiento de los jóvenes
de las consecuencias negativas que tiene el consumo de alcohol.
Ante estos preocupantes datos habría que intensificar las intervenciones
dirigidas a reducir o evitar el consumo de alcohol en menores, mediante
un mayor control por parte de las familias, el desarrollo de medidas
preventivas por parte de las Administraciones Públicas y la orientación
desde los centros de enseñanza.
Se puede descargar el informe completo pinchando en el Informe de resultados del Estudio Sociológico “Juventud y alcohol”.
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