lunes, 16 de febrero de 2009

Fallo del II Certamen de mensajes de amor



Las Concejalías de Cultura y Juventud del Ayuntamiento de Coín hacen público el fallo del jurado del II Certamen de Mensajes de Amor, una edición que ha contado con la participación de 157 relatos.

Ganadora adulto: Mª Ángeles Rodríguez

Ganadora juvenil: Carolina Albacete (15 años)
Los mensajes se pueden leer en comentarios.

1 comentario:

  1. Mª Angeles Rodríguez
    Amado mío:

    Hoy quiero escribirte esta carta aunque, en todos estos años, no haya aprendido aún a dominar la gramática de la prudencia ni las reglas de ortografía de la pasión. La única retórica que conozco nace de un latido, de una mirada tuya que se hace llama y me enciende por dentro, de un cosquilleo que recorre todo mi ser cuando miro a mi alrededor y sé que estás, incansable, llenándolo todo de ti.

    Siempre, amado mío, haces que todo sea luz y magia, el verso que escribo porque siento que te estoy amando, así, como si fuese un sentimiento que de pronto me hace llorar primaveras y ganar batallas a los huesos. Y cuando la vida ha sido como un huracán de noches que se suceden por caminos de amarguras y soledad, donde sólo el silencio nos certifica que nuestra alma se hace frágil por el miedo y el dolor y que no hay consuelo posible, ni respuestas lógicas, ni nada que alivie nuestro desamparo ante tanto misterio, tú has estado a mi lado y me has guiado por la esperanza hasta nosotros mismos.

    Ahora recuerdo el día en que nos conocimos. Yo llevaba la inocencia de una niña prendada en los ojos y al acercarme a ti, un olor a almendras y sal se convirtió en mi primera piel.

    Luego vi tu resplandor y toda tu dulzura llover sobre mi pecho, fui entonces consciente de cuán grande es tu amor; por eso, sólo pueden brotar de mi corazón palabras dulces y sentidas hacia ti.

    Eres la metáfora de mis sueños y las alas que perfeccionan la caligrafía de mis silencios. Cada día tus manos me hablan del sol y del mar, de la lluvia y de la noche, del corazón que late y de los colores del universo. Eres el cielo que aguarda mi alma y la tierra que besan mis pasos.

    Compartir mi vida contigo hace que cada día me deleite con un toque de canela y limón y conversen mis labios en el lenguaje de la miel.

    Siempre me animas a mirar al horizonte, a poblar nuestro cielo con pájaros que, aunque emigren algún día, deseen hacer sus nidos por un instante en nuestra frente y chapotearnos la tristeza, para que nunca nos olvidemos de amar.

    Tal vez, amado mío, seas un laberinto que me invita a la locura y a la dicha; ese momento de luz que inventan mis ojos cuando estás ausente y el único sendero que existe para no perderme y, para no caer por el desfiladero de la madrugada, me regalas un enjambre de antorchas en cada abrazo y haces que podamos fundirnos en un largo beso de verano que borra huracanes y borrascas, bailar entre caricias bajo una lluvia de ternura y respeto mientras unimos las manos para perfumar de primavera la espléndida mañana.

    Así, amado mío, con estas tímidas e inocentes palabras, quiero hacer de este instante de ahora un hogar para nuestras almas y entregarte una y otra vez mi amor, y que sepas que, cuando yo no esté en ti, te aguardaré con ilusión. Guárdame, como un terrón de azúcar que, tal vez alguna vez, pueda sobrevivir al polvo de los años y a la sombra de la eterna memoria de las cosas, para que algún día te hable de que hubo un tiempo en el que alguien, al ver tu rostro, creyó que había visto a un ángel; porque eres ese ángel que late en mi corazón y que me hace soñar. Con todo mi cariño y mi respeto, que esta carta te hable de mí, como de ti me habla todo lo bello del mundo.

    Te amo, amado mío.

    NEYDA.

    Carolina Albacete (15 años)


    A MI GRAN AMOR “PENSAMIENTOS”.



    Desde mi pequeña ventana particular que es mi conciencia puedo verte, pero no con mis ojos, puedo amarte pero no con mi cuerpo, quiero hablarte pero no puedo, pero no puedo sentirte con todo mi corazón.

    Tus lágrimas corren por tus mejillas, tus manos se entrelazan con las mías, te sientes culpable por ese fatídico accidente que sin tener culpa nos separó.

    Mi amor, siento que cada día que pasa es un día menos que falta para poder estar juntos, lo presiento, si eso dependiese de mí me levantaría ahora mismo de esta cama y correríamos los dos juntos por esas playas de arenas vírgenes de las que tanto hemos soñado.

    Solamente te pido que confíes en el destino; que si por mal del destino yo no saliese de aquí, te pido por favor que no te hundas; quiero que vuelvas a reír, que vuelvas a vivir, que vuelvas a amar a alguien como me has amado a mí que desde donde yo esté te estaré viendo y seré la mujer más feliz del mundo y el universo entero; para mí has sido lo más bonito que me ha pasado en esta vida. Siento que somos dos almas gemelas, que estamos hechos el uno para el otro, que aunque nuestros cuerpos jamás, puedan tocarse, ni unirse para ser uno solo, jamás nuestras almas podrán separarse.

    Te prometo que voy a luchar con todas mis fuerzas para poder estar juntos y esta vez para siempre, pero si no pudiera ser, te esperaré en el infinito de las estrellas, porque el cuerpo muere, pero el alma jamás, y mucho menos el amor de mi corazón. Nos veremos muy pronto mi amor.


    “TENEMOS TODA LA ETERNIDAD”.

    “Aunque ya nada pueda devolver el esplendor en la yerba, de la gloria en las flores, no debemos afligirnos, porque siempre la belleza subsiste en el recuerdo.

    (William Wordswoth).

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